Escrito por: Aracely, participante del programa Voces Activistas – Cusco
Nos preguntamos en estos tiempos si ser mujer es una bendición o maldición. Cada hora que pasa matan a más mujeres, las violan, las golpean o las venden como una mercancía. Es más, en estos mismos segundos, alguna de estas cosas le está pasando a una mujer: es algo muy indignante, si no lo creen, miremos las estadísticas en la actualidad.
La Defensoría del Pueblo informó que en lo que va del 2022, se han registrado 3,036 notas de alerta por desaparición de mujeres de diversas edades. Es decir que todas las mujeres estamos en peligro constante, seamos niñas, adolescentes, jóvenes o mujeres adultas. Las probabilidades de que las mujeres desaparecidas sean víctimas de trata de personas, forzadas a realizar trabajos sexuales, tráfico de órganos, ultrajadas o asesinadas, es demasiado alta. Pensemos por un segundo, ¿y si fuera yo o mi amiga a quien les está pasando eso? Al solo imaginarlo, se nos pone la piel de gallina, el miedo carcome nuestro ser, pero pasa.
No seamos cómplices, no seamos indiferentes, no nos callemos.
Hoy en día, ser mujer en este mundo es sinónimo de una vida con miedo, angustia, dolor, ansiedad de no saber si llegaremos a casa o no. ¿Qué tiene de malo ser mujer? ¿Por qué no podemos salir un día con la ropa que nos gusta y sin recibir chiflidos, comentarios de taxistas, vecinos, conductores que nos miran como un objeto sexual? Esos mismos que dicen que todo lo que nos pasa es porque nosotras lo provocamos al vestirnos “así”. Entonces, ¿ponerme una falda es sinónimo de que quiero que me miren, me agredan o me violen? Deberíamos ser mujeres libres de acoso, de violencia, de agresión, somos seres humanos que quieren vivir en paz, quieren salir y poder caminar en las calles SIN TEMOR. Ya no queremos vivir con el miedo constante de que mañana seamos el próximo portal de una noticia más de feminicidio, violación o una cifra vacía.
Ante todo esto, ¿QUÉ ESTAMOS HACIENDO COMO SOCIEDAD PARA FRENAR LA VIOLENCIA? Parece que los seres humanos carecemos de empatía y solo nos importa un tema cuando nos pasa en carne propia, o a una persona cercana, y recién volteamos a ver qué pasó. No seamos ajenos, cambiemos esta sociedad para nosotras, pero sobre todo, para aquellas generaciones que vendrán. La violencia hacia las mujeres es uno de los problemas más grandes que tiene la sociedad, pero la solución está en nosotras y nosotros. Cambiemos como personas, eduquemos a las niñeces y juventudes, inculquemos el respeto y todos los valores. Cuidémonos entre nosotras/os, seamos empáticas/os y si vemos cualquier tipo de violencia o acoso, denunciemos, ayudemos también.
Llamo a todas nuestras compas a cuidarnos entre nosotras. Nunca dejemos a ninguna amiga sola por ningún motivo y cuando salgamos, enviemos nuestra ubicación, por seguridad. Me quedo con esta frase: “El silencio de la sociedad es letal en el maltrato hacia la mujer.” No seamos cómplices, no seamos indiferentes, no nos callemos.
Este texto se formuló y elaboró en el marco del programa Voces Activistas, iniciativa desarrollada por Quinta Ola y la Organización Internacional para las Migraciones – OIM Perú, gracias al apoyo de la Oficina de Población, Refugiados y Migración del Gobierno de Estados Unidos, del Fondo Canadiense para Iniciativas Locales (FCIL) de la Embajada de Canadá y de la Agencia de la ONU para los Refugiados-ACNUR.